La economía filipina fue duramente golpeada por el Covid-19. Gary Raya cuenta cómo se las arregló QPLC, “El mercado de servicios de alimentos, en el que participamos, se derrumbó. Durante el confinamiento, se cerraron todos los restaurantes y hoteles. Teníamos que encontrar otras formas de llevar los productos a nuestros clientes, así que convertimos nuestros camiones en mercados móviles. Aunque definitivamente nos va major que a la mayoría, nuestro mercado aún no ha vuelto a ser el que era”.
El fin de las soluciones rápidas
Gary Raya habla de la situación de QPLC en 2018, cuando se hizo responsable de la planta de procesamiento. “En ese momento, nuestras máquinas ya no eran eficientes debido a las averías y a la alta rotación de los consumibles. Por eso tuvimos que reemplazarlas y, por esa razón, cambiamos a los sistemas de Marel. En todas las plantas de procesamiento que he visto en Filipinas y en el extranjero, las máquinas eran más duraderas; todas eran Marel”. A principios de 2020, QPLC comenzó a reconstruir completamente los departamentos de sacrificio y evisceración para procesar una capacidad de 4.500 pph. La automatización sustituyó los procesos manuales. QPLC continuó su actividad en una planta de procesamiento cercana en alquiler, mientras reequipaba y reinstalaba su propia planta, que se convirtió en una especie de nuevo proyecto dentro de un edificio existente, pero con un techo y suelos completamente nuevos.
Técnico locales de Marel
De repente, las restricciones del Covid-19 causaron una interrupción. Los técnicos de Marel de otros países ya no podían visitar la planta. QPLC no se quedó de brazos cruzados. “Afortunadamente, Marel tenía un equipo completo de técnicos locales disponibles en la región de Manila, que podían venir a nuestra planta. Como los hoteles estaban cerrados, tuvieron que alquilar un apartamento durante el tiempo necesario para la instalación y puesta en marcha”. A pesar de las circunstancias inusuales, realizaron un trabajo perfecto.